Si dedicamos unos segundos a repasar la bañera después de cada uso y solo tendremos que dedicar unos minutos por semana para mantenerla limpia . Si por el contrario, esperamos a que se forme una raya vieja y resaca, necesitaremos mucho más tiempo para devolverle el brillo.
Para empezar, toma una esponja húmeda y pásala por la bañera para quitar jabón, pelos y otros restos. Recoge el agua acumulada en el borde o detrás de los grifos. Aclara bien. Después, echa un limpiador en las manchas o en las huellas y pasa la cara abrasiva de la esponja. Deja actuar al limpiador unos minutos y aclara a fondo.
Un truco para evitar la acumulación de cal, mezcla vinagre blanco y agua a partes iguales. Pulveriza la esponja con el preparado y pásalo por toda la bañera, incluidos los grifos. Por último aclara la bañera a fondo y finalmente seca los grifos y el resto de los elementos cromados. Utiliza el lado suave de la esponja y lustra con una bayeta de microfibra seca.